lunes, 22 de octubre de 2007

Cosas que le hacen pensar a uno...

Hoy toca el cinismo. ¿Cuán sano es volverse cínico, entendiendo como tal la "desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables." (según la RAE).
En los anteriores cursos he pasado por Medicina Interna unas tres veces, sumando casi 8 semanas en total. En todo ese tiempo no he visto morir a nadie. Y curiosamente hoy, en hemodiálisis, he visto una parada cardiaca y muerte en cuestión de minutos. Para certificar la muerte, el ECG debe ser plano. Hasta que eso pasó, estuvimos un buen rato en una sala con el paciente varios médicos y los estudiantes. Y ahi salió a relucir el cinismo, al bromear los médicos en medio de la tensión del momento.

De primeras, parece lógico reprobar esta actitud. Pero es que en tantos años de profesión, esa gente ha visto morir a muchos, y llorados no pocos. El que no tenga que traginar con la miseria humana en su rutina diaria es, aparte de afortunado, un desconocedor de lo que puede llegar a quemar esa situación. Y un mecanismo de defensa que la mente desarrolla es el cinismo. Imaginad qué sería del que lamentase y se ofuscase con cada muerte en un hospital de una población tan envejecida como es ésta. En pocos años, la baja por depresión y el retiro.

Sin embargo, ha sido mi primera experiencia en ese sentido. Y he pensado en muchas cosas, en el rato pasado entre los médicos y enfermeras. He pensado en mi abuelo, en que me perdí el verlo morir en el hospital hace ya un mes y poco. En lo frágiles que somos, y lo absurda que puede ser la muerte a veces. Y en que si rompía a llorar en la sala, estaría haciendo flaco favor al enfermo y sus familiares de ser yo el médico. Porque uno no debe llorar, ni hundirse ni pensar en la tragedia que está viendo. En lugar de ello, hay que visualizar un claro esquema de lo que le está pasando, de cómo remediarlo y, si todo va mal, tener en orden ciertos criterios para proceder con el paciente como es debido (si es subsidiario de medidas agresivas o no).
Y todo esto no puede hacerse de manera competente y eficaz si uno está pensando en el pobre abuelo que murió ni demás sentimientos, muy humanos por otra parte.

Y todo este complejo mecanismo defensivo, este escudo mental fruto de una idea tan noble, se traduce en algo tan frívolo como una broma pesada en un momento inoportuno, algo que si vemos desde fuera - o desde la inexperiencia del que lleva poco tiempo dentro - condenaríamos sin dudar.

2 comentarios:

Rhisthel dijo...

Pues... yo no sería capaz de aguantarlo. Me tiraría al cuello del doctor diciéndole de todo por ser tan frívolo. En fin, supongo que con el tiempo se acostumbra uno y como bien dices se crea el mecanismo defensivo.

Anónimo dijo...

Ho!