lunes, 11 de mayo de 2009

Cool or not cool, that's the question...

Es jodidamente curioso lo que la gente considera molongui. Porque todos hemos oído el tópico "de todo ha de haber en este mundo". Pero una cosa es saberlo, y otra muy distinta vivirlo en vivo y en directo. He sufrido hace poco una regresión a la pubertad. Caí en un grupo de gente la mar de majo, la verdad. Hasta que hicieron acto de presencia tres pares de tetas. A partir de ese momento, todo se convirtió en una versión rancia y sin canciones de High School Musical. Porque hay que asumirlo, la pubertad se caracteriza por clasificar todo lo que nos rodea con las etiquetas "mola" y "menosmola" (¡tócame las bolas!). Eso nos pasa a todos. El problema es que, a algunos de nosotros, nos han calificado mayoritariamente como menosmola. A cambio, por supuesto, hemos desarrollado un agudísimo sentido del dar por culo y la mala leche. Pero hay que admitir que no siempre ha sido fácil.

Por eso me causó una emoción tremenda el verme entre hombres de veintimuchos-trentaipocos mochándose entre sí alrededor de tres topless espectaculares, pujando por ser el gallo con la cresta más roja y lustrosa. Y tú ahi, sin hacer daño a nadie, y pensando seriamente el mandar a la mierda a esa gente que hace 24 horas era tan maja. Y ellas, claro, pobrecitas mías, víctimas de la sociedad que las rodea, se ven obligadas a pasar de tí. Porque eres un menosmola, ¿y cómo van ellas a hablar con el menosmola del grupo? Puedes reirte de los chistes de los demás, pero no del menosmola. Porque no molan.

Nada, lo dicho, que no molo. Mira que me he pasado toda mi vida convencido de que soy lo mejor desde que se inventaron las Pringles de paprika, pero visto lo visto, desistiré. Me buscaré un puente para morirme bajo él, con un cartel colgado al pecho que rece "Perdón por ser yo". Los jugadores del equipo de rugby desfilarán, seguidos por las majorettes y la banda de percusión y bailarines negros que compiten con los blancos, y pasaremos por todos los tópicos que molan hasta llegar a Porky's (películas que, por cierto, hicieron mucho daño al cine) y Novatos. Y los Almóndigas en Remojo, de paso.

Si es que al final, por hache o por bé, siempre se acaba saneando...

lunes, 4 de mayo de 2009

Tiruriruriruriru

No hay nada como volver a tus orígenes ocho años después. Es como hacer turismo por el pais del déjà vu. Todo es igual, pero a la vez distinto.

Por ejemplo, cuando me fui había un pueblo llamado Almatriche, que marcaba el final de Las Palmas y el comienzo de ninguna parte. Ahora hay más Las Palmas todavía, y Almatriche sólo marca una salida de la Circunvalación. De hecho, gracias a la nueva pista puedo plantarme en cinco minutos en el centro desde lo que, hace ocho años, era la Nada más absoluta... esto ha crecido, señores.

Por otro lado, la gente ya no es la misma. El otro día pasé ante mi antiguo instituto, y me topé con una dantesca visión: ¡los malos ya no son malos, son patéticos! Un pibillo, con la pose de "soy lo más duro de la Tierra" pero vestido con pantalones y gorra blanca, y una camisa color rosa desteñido, repito, ROSA DESTEÑIDO, con una imagen de PO-PE-YE y un cartel que reza "Popeye: the Sailor Man". ¡¡¡POR EL AMOR DE CYRIC!!! En mis tiempos ese no era el malo, era carne de cañón. Un fiambre. Punto. Lo mismo podrías llevar una de Sailor Moon, compañero.
¿Es por culpa del cine? John Romero no ha dejado de hacer películas, y Clive Barker sigue escribiendo. ¿Por qué han perdido la perspectiva de lo que asusta y lo que no? Coño, espera... ¡claro! Clive Barker salió del armario, ¿verdad? Seguro que es por eso, tanto Hellraiser en los noventa, y ahora los niños tienen una vaga referencia de que lo más macabro y sádico es gay y escribe sobre hombres que pierden a sus mascotas. Ya sabes, David, eres über-malvado.

En cuanto a mi refugio favorito de lo mundano y lo vulgar, Porto, todo sigue más o menos igual. Las paredes un poco más sucias, los tapetes un poco más calvos. Y la gente... la gente es seminueva. Ya quedan pocos de los que conocí en mi época. Y me he dado cuenta de que ahora yo soy ese tio adulto que los chavales miraban con la mezcla justa de desprecio y respeto.
Sin ir más lejos, el otro día fui testigo de una partida entre un curtido veterano amigo mío y un pibillo ilusionado. Su lista de ejército era de las más bisoñas, propia de un principiante que se cree todo lo que el códex nos dice: Abbadon el Saqueador, Karn el Traidor, un Gran Demonio... tenía las de perder, pero el tío encaraba cada uno de sus turnos como si su feroz determinación y su fe ciega en sus personajes especiales fueran a darle la victoria.
Entonces me di cuenta de que en el hobby, como en la vida, me he hecho un cínico. Ya no deposito mi fe en los legendarios personajes especiales, vivos desde los años ochenta. Ni en las listas monotemáticas de Nurgle, que tanta ilusión me hacían. Todo el glamour que pudiera tener el incluir a Karn, Abbadon o Typhus en una lista queda sesgado por el pragmatismo, "no vale los puntos que cuesta". Mis listas, me digo, son algo más competitivas que las de ese rapaz. Pero la ilusión con la que él las juega... eso ha quedado más allá de mi alcance.
Le dije que no merecía la pena jugar con esos personajes especiales, contribuyendo a asesinar su fe ciega en los superhéroes. Porque amigos, los superhéroes nos defraudan, incluso en los mundos de fantasía y ciencia ficción en los que han sido concebidos. Espero que no me halla hecho caso, que disfrute todo lo que pueda de la fase ilusa del hobby.


En otro orden de cosas, seré uno de los nuevos residentes de Medicina Familiar y Comunitaria de la zona sur de Las Palmas (Hospital Insular). Si se les rompe alguna tripa, ya nos veremos por ahi. O no, que igual no estoy de guardia ^^
Me plantearé colgar por aqui las movidas tártaras que puedan pasarme, o no. Depende de si a Ana la empapelan de por vida.

¡A cuidarse!